Nos encontramos ante una carta de amor
conmovedora, plagada de sentimientos y confesiones. Un relato tristísimo, con
una prosa sutil, sencilla y delicada, narrado en primera persona por la mujer
protagonista, de la cual nunca sabremos su nombre. Un autorretrato femenino
expresado a través de la pluma de un escritor –hombre- que ha sabido interpretar
la sensibilidad y la psicología femeninas. Quizá la fidelidad a la exactitud de
la traducción disminuya la intensidad de su lectura y no logremos discernir el
íntimo significado de su lenguaje limitando su atractivo. Una pena que algunos
no podamos disfrutarla en alemán para
comprenderla mejor.
Stefan Zweig nació en 1881, en el seno
de una familia de judíos en Viena donde se doctoró en Filosofía. En 1913 se
estableció en Salzburgo hasta 1934 en que huye de su país por la presión nazi.
A partir de entonces estuvo residiendo en París, Londres, Bath y Nueva York
sucesivamente. En 1941 embarca con su segunda esposa hacia Brasil donde
conocerá a la poetisa chilena Gabriela Mistral. El 22 de febrero de 1942, en la
ciudad de Petrópolis, se suicidó, junto con su mujer Charlotte, ingiriendo un
veneno letal, con una despedida: “Saludo a todos mis amigos… Ojalá puedan ver
el amanecer después de esta larga noche”. Fue amigo de Freud, Richard Strauss, Máximo Gorki, Rainer
Maria Rilke, Auguste Rodin
o Arturo Toscanini, entre otros.
Zweig escribió novelas, relatos cortos, ensayos (políticos o literarios), obras teatrales y varias biografías,
de las cuales la más famosa es la de María
Estuardo. Trabajó además en traducciones
de autores como Paul Verlaine, Charles Baudelaire y Emile Verhaeren.
Su
estilo literario se caracteriza por una magnifica habilidad narrativa y por la
elaborada construcción psicológica de sus personajes, aspecto éste
influenciado, según mi opinión, por la literatura de Dostoievski, al que
consideraba uno de los mayores escritores de la historia.
De “Carta de una desconocida” se han
realizado dos versiones cinematográficas, la primera en 1948 filmada por el
alemán Max Ophüls. La segunda adaptación fue en 2004 por parte de la directora
china Xu Jinglei, obteniendo esta última
la Concha de plata a la mejor dirección
en el 52 Festival Internacional
de Cine de San Sebastián, proyección que se acerca más al original de Zweig,
pese a que la historia se ha trasladado a una ciudad oriental.
Araceli de la torre
Club de lectura IES Delicias
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